domingo, 12 de enero de 2014

De Valencia a Santiago

Un grupo de peregrinos, industriales valencianos, cruzan la comarca de los Valles camino de la ciudad compostelana en dos galeras tiradas por caballos


        Uno de los carruajes de peregrinos valencianos a su paso por la localidad de Camarzana de Tera.(22.05.2013 09:05)

M. A. CASQUERO A Santiago, por el camino de Levante. Desde tierras valencianas, Catarroja, Albal y Torrent, hasta la plaza del Obradoiro donde el día 31 de mayo a primera hora de la mañana esperan a un grupo de 7 peregrinos y 7 acompañantes en dos carruajes tirados por 8 caballos de tiro y 1 de monta. El grupo de peregrinos valencianos que ayer tarde cruzaba el río Tera, un cauce que ya han cruzado en tres ocasiones en el camino mozárabe sanabrés, enfilaba las tierras carballesas, haciendo un alto en su periplo entre Camarzana y Calzada de Tera para atender a este diario.
Juan Antonio Gradolí, Cayetano Avia, Carmelo Rodríguez, José Royo, Salvador Royo, Ignacio Chacón y Gerardo Mora, reconocidos industriales valencianos en actividades de alimentación, lácteas, hosteleras, molinera y de transportes emprendieron «una maravillosa aventura», apunta Gerardo Mora, desde Zamora a orillas del río Duero hasta la capital compostelana. Desde el sábado día 18 hasta el viernes 31 de mayo, en su tercera etapa del itinerario jacobeo iniciado en el 2011 desde Valencia hasta Tembleque y en el 2012 desde la villa toledana hasta la capital zamorana. En este año 2013, los camiones descargaron en la ribera del Duero tanto los caballos hispano bretones como las dos galeras, esos carruajes de cuatro ruedas en los que en otro tiempo se transportaba el grano. En los carruajes, el grupo de peregrinos va provisto de todo, tanto de las literas para el descanso como los utensilios necesarios e incluso de un generador de luz para mantener permanentemente el contacto con el exterior y una pequeña cocina para preparar el sustento durante las jornadas del itinerario peregrino.
El periplo jacobeo iniciado en el 2011 a raíz de que este grupo de amigos se lo plantease en uno de sus anuales citas para participar en el concurso de tiro y arrastre que se celebra en la villa alicantina de Pego, ubicada en la Marina Alta, en el borde la provincia de Valencia, a 90 kilómetros de esta capital, fue todo un alarde organizativo tras las primeras dudas.
El recorrido del camino jacobeo del Levante se decidió realizarlo en tres etapas. La más dificultosa por su orografía del terreno se iniciaba la semana pasada junto al río Duero. En plena faena de sujetar los tiros a los caballos, el grupo de peregrinos ya podía reflejar en su diario la hospitalidad de los zamoranos. «Un vecino de Zamora nos trajo vino y pastas, sólo que nos vio», dicen. El recorrido por las tierras zamoranas les viene dejando un buen sabor de boca, reconoce Gerardo Mora haciendo de portavoz del grupo. «La gente se alegra al vernos pasar, muchos llegan hasta nosotros para saber a dónde vamos y reviven una parte importante de su vida e historia con los carros, con la vida cotidiana de penurias en el campo», apunta Mora.
No obstante, «la difícil aventura» tuvo sus momentos más procelosos en las dos etapas precedentes, e incluso los primeros días los caballos acusan su cansancio, «van con más dureza, aunque cuando se acoplan tienen buena rentabilidad y ya se acuestan por la noche en el suelo y así descansan mucho más, a ello le viene ayudando la buena temperatura ambiental».
El grupo de peregrinos valencianos aseguraba estar «disfrutando plenamente» con el trayecto. Realizan un alto en los caminos para ducharse en una habitación alquilada, o algún albergue a la vez que aprovechan para sellar la credencial peregrina.
En sus dos primeras etapas realizaban el periplo a una media diaria de 47 kilómetros, desde tierras zamoranas y precisamente por la orografía, se ha reducido en torno a una media de 35 kilómetros. Sus mujeres les recibirán con los brazos abiertos en Santiago de Compostela, después de haber viajado en avión.

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