De
Valencia a Santiago
Un grupo de peregrinos, industriales valencianos, cruzan la comarca de los Valles camino de la ciudad compostelana en dos galeras tiradas por caballos
M.
A. CASQUERO A Santiago, por el camino de Levante.
Desde tierras valencianas, Catarroja, Albal y Torrent, hasta la plaza del Obradoiro
donde el día 31 de mayo a primera hora de la mañana esperan a un grupo de 7
peregrinos y 7 acompañantes en dos carruajes tirados por 8 caballos de tiro y 1
de monta. El grupo de peregrinos valencianos que ayer tarde cruzaba el río
Tera, un cauce que ya han cruzado en tres ocasiones en el camino mozárabe
sanabrés, enfilaba las tierras carballesas, haciendo un alto en su periplo
entre Camarzana y Calzada de Tera para atender a este diario.
Juan Antonio
Gradolí, Cayetano Avia, Carmelo Rodríguez, José Royo, Salvador Royo, Ignacio
Chacón y Gerardo Mora, reconocidos industriales valencianos en actividades de
alimentación, lácteas, hosteleras, molinera y de transportes emprendieron «una
maravillosa aventura», apunta Gerardo Mora, desde Zamora a orillas del río
Duero hasta la capital compostelana. Desde el sábado día 18 hasta el viernes 31
de mayo, en su tercera etapa del itinerario jacobeo iniciado en el 2011 desde
Valencia hasta Tembleque y en el 2012 desde la villa toledana hasta la capital
zamorana. En este año 2013, los camiones descargaron en la ribera del Duero
tanto los caballos hispano bretones como las dos galeras, esos carruajes de
cuatro ruedas en los que en otro tiempo se transportaba el grano. En los
carruajes, el grupo de peregrinos va provisto de todo, tanto de las literas
para el descanso como los utensilios necesarios e incluso de un generador de
luz para mantener permanentemente el contacto con el exterior y una pequeña
cocina para preparar el sustento durante las jornadas del itinerario peregrino.
El periplo jacobeo
iniciado en el 2011 a raíz de que este grupo de amigos se lo plantease en uno
de sus anuales citas para participar en el concurso de tiro y arrastre que se
celebra en la villa alicantina de Pego, ubicada en la Marina Alta, en el borde
la provincia de Valencia, a 90 kilómetros de esta capital, fue todo un alarde
organizativo tras las primeras dudas.
El recorrido del
camino jacobeo del Levante se decidió realizarlo en tres etapas. La más
dificultosa por su orografía del terreno se iniciaba la semana pasada junto al
río Duero. En plena faena de sujetar los tiros a los caballos, el grupo de
peregrinos ya podía reflejar en su diario la hospitalidad de los zamoranos. «Un
vecino de Zamora nos trajo vino y pastas, sólo que nos vio», dicen. El
recorrido por las tierras zamoranas les viene dejando un buen sabor de boca,
reconoce Gerardo Mora haciendo de portavoz del grupo. «La gente se alegra al
vernos pasar, muchos llegan hasta nosotros para saber a dónde vamos y reviven
una parte importante de su vida e historia con los carros, con la vida
cotidiana de penurias en el campo», apunta Mora.
No obstante, «la
difícil aventura» tuvo sus momentos más procelosos en las dos etapas
precedentes, e incluso los primeros días los caballos acusan su cansancio, «van
con más dureza, aunque cuando se acoplan tienen buena rentabilidad y ya se
acuestan por la noche en el suelo y así descansan mucho más, a ello le viene
ayudando la buena temperatura ambiental».
El grupo de
peregrinos valencianos aseguraba estar «disfrutando plenamente» con el
trayecto. Realizan un alto en los caminos para ducharse en una habitación
alquilada, o algún albergue a la vez que aprovechan para sellar la credencial
peregrina.
En sus dos primeras
etapas realizaban el periplo a una media diaria de 47 kilómetros, desde tierras
zamoranas y precisamente por la orografía, se ha reducido en torno a una media
de 35 kilómetros. Sus mujeres les recibirán con los brazos abiertos en Santiago
de Compostela, después de haber viajado en avión.
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